Casi todas las personas, a cualquier edad, pueden hacer de manera segura algún tipo de ejercicio o actividad física. Puede mantenerse activo incluso si tiene una afección a largo plazo, como una enfermedad cardíaca, diabetes o artritis, y casi nada es más importante para su salud. La actividad física también lo ayuda a sentirse y verse bien. Puede ayudarlo con lo siguiente:
Mantener y mejorar la fuerza y aptitud física.
Mejorar su capacidad para hacer las actividades cotidianas que le interesan.
Mejorar el equilibrio.
Controlar afecciones, como la diabetes, la enfermedad cardíaca y la osteoporosis (debilidad de los huesos).
Reducir los sentimientos de depresión y mejorar el humor.
PÓNGASE EN MARCHA
Siempre es importante cuidarse mientras hace ejercicio, pero en particular cuando está empezando una nueva actividad o hace mucho tiempo que no está activo.
Consulte a su médico antes de comenzar cualquier programa de ejercicios nuevo.
Use ropa holgada y cómoda, y zapatos apropiados que ofrezcan soporte.
Tome agua antes, durante y después de ejercitarse.
Asegúrese de estirar al finalizar.
DISEÑE UN PLAN REALISTA
No debe proponerse objetivos poco realistas. Diseñe un plan sensato en función de lo activo que es ahora. Intente hacer distintos ejercicios que mejoren su resistencia, flexibilidad, fuerza y equilibrio. Además, es una buena idea que cambie los ejercicios cada día.
Duración: los ejercicios deben durar al menos 15 minutos, aunque lo ideal es 30.
Frecuencia: un mínimo de dos veces a la semana, y más de ser posible.
Espacio: lo suficientemente grande para extender los brazos y caminar alrededor de una silla; el piso debe ser plano y estable; debe haber buena circulación de aire y temperatura fresca; el piso debe estar despejado para no tropezar.
Asegúrese de darse tiempo para volver a la calma luego del ejercicio; esto desacelerará la respiración y la frecuencia cardíaca.
Y lo más importante, ¡diviértase! El ejercicio debe ser placentero y darle más ganas de vivir.
